viernes, 3 de septiembre de 2010

Alonso Martínez

Esta mañana iba andando por la calle y, sorprendentemente, sonreía. Ha sido después de hacer un recorrido de unas diez paradas de metro con mi madre. En Alonso Martínez nos hemos separado, yo tenía que salir para dar un paseo por Génova hasta el trabajo y ella ha cogido la línea 5. Cuando subía por las escaleras mecánicas me he girado para ver cómo se iba. La he visto ahí dudosa, cómo si no supiera muy bien para dónde tirar. Metidísima en su mundo. Entonces, me he dado cuenta -y hacía mucho que no lo hacía-, de que tengo la mejor madre del mundo.