lunes, 25 de octubre de 2010

De faldas indecentes

Luigi Bobbio, debe ser un señor, como su propio nombre indica, muy 'bobo'. Resulta que es alcalde de una ciudad napolitana llamada Castellammare di Stabia. Según dice Wikipedia es una ciudad pequeña, de unos 66.000 habitantes. Pues bien. El señor Bobbio propone un nuevo reglamento a sus vecinos. Lo ha llamado 'decálogo de buenas maneras' y servirá para multar a todo aquél que viole la "decencia pública". Uséase. Llevar, por ejemplo, minifalda. O escote. La penalidad económica por tan infame indecencia irá de los 25 a los 500 euros.

Un momento. Ante las críticas, el alcalde aclara: "La minifalda no está prohibida. El reglamento habla de vestidos demasiado cortos y, por tanto, los que dejen descubierta la ropa interior". Dejando de un lado que no soy capaz de distinguir las siete diferencias entre una MINIfalda y un vestido DEMASIADO CORTO, sigamos. No se permitirán tampoco las camisas/camisetas que muestren el sujetador -Adiós a las transparencias ¿Qué opinará Giorgio Armani?-. Ni pantalones de cintura baja.

Yo, como fan incondicional de los vestidos y del derecho a la ropa -recordemos al gran Ramón de Pitis-, me pregunto: si al final la normativa entra en vigor, ¿cómo se aplicará?. Ya estoy viendo al policía cabrón de turno: "Señorita, le acabo de ver las bragas y me he puesto cachondo. Deme 350 euros".

En fin. Esto sucede en Italia. Un país del G-8.

domingo, 17 de octubre de 2010

Hola, bonita

Ser mujer y vivir en España es, en general, una experiencia recomendable. Tiene sus ventajas. Eso de la sensibilidad, por ejemplo. Eso esta bien. Mola. Nuestra voz es mas dulce y la ropa nos queda bien. Ademas tenemos menos gases y olemos mejor. Y parimos. Y dicen que en el sexo disfrutamos mas. Y podemos llegar a ser multiorgasmicas. Vivimos en una sociedad que aun es machista, eso si. Pero que poco a poco esta cambiando. O al menos en teoría. Digo en teoría porque nos sigue tocando el aguantar muchas estupideces. Si esas estupideces vienen de un hombre, pase. “Estamos trabajando en ello”, diria alguno. Pero cuando las estupideces vienen de una mujer, ¿qué se hace?



Esta semana he hablado de esto con algunas compañeras. Resulta que llamaron por telefono a la redaccion. Una voz femenina dijo: “Hola bonita, ¿habeis recibido la nota de prensa que acabo de enviar? Es de una previsión para mañana, reina”. ¿BONITA? ¿REINA? No era la primera vez que me pasaba. Y, por lo visto, a mi no era a la única. Todas mis compañeras habian escuchado 'cielos', 'bonitas', 'reinas', 'chiquis' y otros calificativos varios de desconocidas que hablaban al otro lado de la línea.


Una se queda bloqueada. Y contesta con un “ahora lo miramos, gracias”. Para acto seguido colgar, buscar el correo en cuestión y darle a 'suprimir'. Porque, de verdad. ¿Alguien se imagina la misma conversacion si el que contesta es un hombre? –“Hola bonito, te llamo por una prevision para mañana, rey”-. El telefonista en funciones pensaría que se trata de una convocatoria erotico-festiva como minimo.


La palabra “bonita” esta muy devaluada. El diccionario dice “lindo, agraciado, que supera lo común”. Me jode que la gente la utilice conmigo sin saber si yo supero lo común o no (y lo supero, lo supero, pero ese no es el tema). Que la utilicen con un tonito como de ‘chica de los recados’. Aghh.


"Lo que todavía nos falta a las mujeres aprender es que nadie te da poder. Simplemente lo tienes que tomar tu".

 
*No es que le tenga mania a las tildes, sino que la tecla correspondiente ha dejado de funcionar. I’m so sorry.

domingo, 10 de octubre de 2010

Sunday afternoon

Domingo. 17.30. A mi derecha El País Semanal, Desayuno en Tiffany's de Capote, un cenicero. A mi izquierda la gata. Hecha un ovillo, dándome calor. Y la ventana, cerrada aunque con la cortina abierta para poder ver si las ramas del árbol que la invaden se mueven mucho o poco. Y ver si llueve. Sobre mis piernas el portátil. Con las redes sociales y los periódicos abiertos, no vaya una a perderse algo. Me falta un café calentito.

Ahora vuelvo.

Ya.

¿Alguna vez os conté que adoro los domingos?

sábado, 2 de octubre de 2010

Viajes El Corte Inglés

Ayer una vulgar periodista visitó por primera vez la UNIVERSIDAD privada CAMILO JOSÉ CELA. Ella, que había estudiado en la Complutense creyendo que molaba. Ella, que desearía llegar a ser 'mileurista'. Ella no daba crédito a lo que veía. Mercedes, 'Bemeuves' y otros coches de cuyas marcas no quiere acordarse, aparcados por gente nacida en los 90. Por gente que especulará y llevará a la crisis, probablemente, a sus nietos. Por gente que seguro que no hizo huelga y que llamaron 'kale borroka' a los sindicatos. "Pues no les perdono", pensó. Y se fue a trabajar y grabó este vídeo, del cual no se siente orgullosa aunque cree que lo hace un poco mejor que antes. Y cuando terminó vio esta tienda de Viajes El Corte Inglés dentro de la Facultad. Y entonces primero sintió asco. Y después pena.