Soy una mujer, española y blanca. No soy rica, pero tampoco pobre. No tengo ninguna enfermedad grave conocida (aparte de algún que otro trastornillo mental sin importancia), ni soy adicta a las drogas -ejem-, ni he tenido nunca que prostituirme para sobrevivir, ni me han cortado el clítoris, ni me ha tocado acostarme con ningún viejo por tradiciones familiares. Tampoco he pasado hambre, hambre de verdad. Ni he visto como mataban a la gente que quería. Cada vez que puedo doy mi opinión de manera libre, porque es que, además, se leer y escribir. Nunca me he sentido discriminada por mi nacionalidad y he elegido la profesión que yo quería. He viajado y he aprendido (o al menos lo he intentado) algún idioma. Mis padres me quieren y quiero creer que jamás me venderían. Tengo 24 años y no soy madre, ni si quiera tengo perspectivas de serlo en un futuro cercano. DE hecho, se lo que son los métodos anticonceptivos, y los utilizo. En cualquier caso, elijo lo que hago con mi vida. Supongo que tengo suerte.
¿Que por qué me he puesto en este plan? Seguramente la culpa la tiene Mbuyi Kabunda, un profesor congoleño que me está -bueno a mí y a otras 30 personas- enseñando cómo es de verdad África. Y es acojonante. Me apasionan sus clases. Y me hacen pensar. Quería por eso rendirle aquí, en mi humilde blog, un pequeño homenaje. *Aplausos, aplausos*
¿Cuántos países africanos conocéis? ¿Y cuáles son sus capitales? Hay 54...