El féretro 330 era, simplemente, uno más. Uno de los otros
520 que se sepultaban ese día. Contenía el cuerpo, bueno, los
restos del cuerpo, de un tal Husein Klincevic que, según la información de la
ficha que le identificaba, habría muerto a los 40 años ejecutado por el ejército serbio. Como decía, era uno más. Se estima
que en Srebrenica, pueblo encajonado en las montañas del este de Bosnia, se
efectuaron más de 8.300 asesinatos a bosnios musulmanes en 1995.
Cosas de la guerra.
Cada 11 de julio hay entierros. Aún no han aparecido todos
los cadáveres. Puede deberse al traslado
entre fosas comunes, me comentaron. Desde
el genocidio -palabra que niegan los serbios pues sostienen que no se ejecutó a
mujeres ni a niños- han pasado 17 años. Si a Husein no le hubieran fusilado, tendría
57. Esposa, dos hijos y una hija. Los mismos que el miércoles pasado, entre lágrimas,
le enterraron. Una familia entre otras 520. Entre miles.
Ella, por fin, pudo llorar sobre la tumba de su padre.
Srebrenica había sido declarada "zona segura" por Naciones
Unidas.
Ratko Mladic, general acusado de la masacre, está siendo
juzgado en La Haya. Muchos le consideran un héroe.
*He estado 15 dias de viaje por los Balcanes con Reporter Academy, voy a intentar subir fotos y contar historias en los ratos que tenga los próximos días.
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