Las tensiones y polémicas entre los colectivos de homosexuales y las asociaciones en defensa de los valores cristianos han ido creciendo en los últimos años. La legalización del matrimonio gay por parte del Gobierno de Zapatero es uno de los puntos que más irritan a los defensores del modelo de familia 'tradicional' pero, ¿por qué tanto nerviosismo entre unos y otros?
En una multitudinaria concentración, organizada por el Arzobispado de Madrid e impulsada por distintos movimientos cristianos, se criticó el aborto, la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía e incluso el divorcio. Además, se defendió con pasión a las familias… cristianas, es decir, las formadas por matrimonios –en el sentido de unión hombre/mujer- católicos. Esto irritó muchísimo a determinados sectores de la sociedad, en especial a asociaciones gays como la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que escribieron un comunicado en el que denunciaban que la Iglesia intentaba “ilegalizar” al resto de familias.
Pero, ¿Qué es una familia? La Real Academia de la Lengua Española da la siguiente definición: “Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”. Si esto es así, se puede decir que existen diversos tipos de familias y formas de convivir.
Según expresó Miguel Ángel Sánchez Rodríguez, presidente de la Fundación Triángulo, por la Igualdad Social de Gays y Lesbianas, el de Colón fue un acto “no sólo contra gays y lesbianas, aunque somos su blanco preferido, sino también contra toda la diversidad de familias que forman parte de nuestra sociedad. Familias cristianas no son, según su excluyente definición, las formadas por las parejas de hecho, ni las formadas por un matrimonio no confesional, ni las familias monoparentales, ni siquiera aquellos matrimonios casados por la Iglesia que no aceptan sus antediluvianas normas y, por ejemplo, usan preservativos”.
Esa misma opinión la comparten Raquel y Cristina una pareja de chicas que viven juntas desde hace meses. Dicen estar muy enamoradas y ser felices. Cristina es de Rumania, y asegura que en Madrid existe una libertad y respeto mucho mayor hacia los homosexuales que en su país, “Allí directamente no se acepta la homosexualidad”. A pesar ello, reconocen que muchas veces sienten vergüenza cuando van por la calle. “No nos damos besos en público, porque todo el mundo se nos queda mirando. A mí eso no me gusta”, afirma Raquel. Sobre la concentración de Colón, Raquel asegura que fue “claramente un ataque contra los gays”. Cristina le da la razón y añade que espera dar una educación mucho más abierta y tolerante a sus futuros hijos.
En el acto litúrgico, el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, criticó que se relativice con la idea de familia y matrimonio "entre varón y mujer". Esta postura defiende que la mayor riqueza de un pueblo son sus personas y éstas, sin la familia, sin la unión fiel de un hombre y una mujer, no existirían.
Son dos puntos de vista opuestos sobre un mismo tema. Aunque si algo está claro es que la lucha por la igualdad, ya sea de raza, religión, o sexo siempre ha estado ligada a polémicas y tensiones sociales entre quienes quieren imponer sus normas de vida a los demás. El respeto hacia el ser humano debe aceptar el derecho de ser diferentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario