domingo, 19 de octubre de 2008

Veinte años no es nada


Volver es una de las canciones que siempre consigue emocionarme. Puede que sea por lo bonito de su historia. Resulta que Carlos Gardel, argentino de nacimiento, tuvo que exiliarse de su país por cuestiones políticas allá por los años ¿¿?? Vivió en París durante algún tiempo y más tarde viajó dando a conocer el tango en el viejo continente. Se hizo rico y famoso (él, que siempre había vivido en la miseria!), grabó una exageración de discos y hasta películas. Se convirtió en un hombre deseado por las mujeres y admirado por los hombres. Tuvo muchas amantes, alcanzó la gloria.


Pero, entre tanto éxito, Gardel soñaba con volver a su tierra. Cada día recordaba con nostalgia su vida en Buenos Aires. Vivía "con el alma aferrada a un dulce recuerdo" y se obsesionó. Se obsesionó con el regreso, con el reencuentro con su primer amor, con la vuelta a sus orígenes. Y así compuso la canción que popularizaría el “veinte años no es nada”.

Pasaron casi treinta cuando llegó el día de la vuelta. Cuentan que en el camino tocó por última vez el tema, temblando de la emoción. Minutos después su avioneta se estrelló contra otra y murió al instante. Así que Gardel no volvió jamás.

*NOTA: Esta versión no está –ni mucho menos- contrastada. Es la que me ha contado mi padre y sospecho que es inventada, más que nada por la manía que tiene el hombre de contar las cosas como a él le gustaría que hubiesen sucedido.

“Y aunque el olvido, que todo lo destruye, haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón”

-Dime que algún día cruzaremos el charco y bailaremos un tango, sólo dímelo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bonito! Por cierto, te has leído el libro "Que veinte años no es nada"? Bien guapo que está. Besitos

http://miguelangelmedina.wordpress.com/