domingo, 13 de junio de 2010

Te echo de menos

Hace mucho que no escribo (por aquí). Supongo que no hay nada nuevo. Mi vida pasa cada día por cuatro medios de transporte -renfe, metro, coche, bus-, seis aparatos ¿eléctricos? -teléfono (s), móvil 1, móvil 2, pc, portátil, grabadora-, más de doscientos emails deseados y sin desear, uno o dos olvidos, más lágrimas que sonrisas, catorce o quince llamadas –enviadas y recibidas-, algún reportaje/trabajo/ejercicio que entregar (dentro de una hora). Un examen que estudiar.



Mucho por pensar. Y mucho por decidir...


…y mientras


… pienso mucho en ti. Te echo de menos. Yo y todo el mundo. Andrés el quiosquero, Ángel el del ‘abuelo’, la Josefa, el del bajo, la camarera del bar de la plaza, el moro del locutorio, la madre de Paco, el del Cúper.


Pero yo más que ellos.


Hoy me he encontrado a Gloria. Me ha dicho una cosa que me ha hecho llorar después. Dice que se nota que ya no estás en Fuencarral, que falta algo. Que ella estaba acostumbrada a verte siempre que iba a hacer la compra o a dar un paseo. “Juan era propiedad de Fuencarral”, ha dicho. Y me he dado cuenta de que es verdad papa. Yo ya lo sabía, quiero decir que yo ya sabía que todos te conocían. Lo que no sabía es que te conocían tanto como para que supieran que yo soy tu hija. Todos lo saben papa. Gente que me suena, pero también otros que no había visto en mi vida. Ojalá lo vieras.


Por un lado es como si siguieras aquí. La ropa sigue en el armario (yo me la pongo a veces para dormir, ya sabes que también lo hacía antes). He pensado en llevarla a una asociación donde se la dan gente que vive en la calle. Los batidos de fresa, el queso azul, el agua mineral de sabores, un par de tónicas y la insulina siguen en la nevera. En el congelador el otro día descubrí un vaso con un líquido amarillo que huele a limón. Supongo que sería uno de tus experimentos. Y donde los zapatos vi el AS de cuando Zidane marcó aquel gol que dio al Madrid la Champions.


He empezado a utilizar frases que decías tú porque no quiero que se pierdan. Y a regar las plantas porque me di cuenta que también se estaban muriendo. Todas las semanas vamos al cementerio a hablar un rato contigo. Y a llevarte flores muy bonitas. A veces veo que Ali está en su cuarto oyendo canciones tristes y llorando. Yo hago como que no me doy cuenta.


Estás muy presente en nuestras vidas padre. Siempre lo vas a estar.


Te quiero.

FOTO: Charlot y el chico también te echan de menos. Ya nadie les da conversación...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito Lucía.
Un abrazo y mucho ánimo.

Sheila dijo...

que bonito lucía, me ha costado terminar de leerlo.
como para no conocer a tu padre, hasta yo tenía charlas con él por teléfono al llamarte, me decía:
lucy no está, pero a ver ¿como estás tú? y ya nos poníamos un tén con tén a contarnos la vida.
has sido afortunada de tener un padre como él y él de tenerte como hija, eres increíble.
un beso grande lucy