domingo, 5 de julio de 2009

Orgullosa

Hace siete años una amiga me llamó. Dijo que tenía que decirme algo que era muy importante para ella. Quedamos y no se atrevía a contarme nada. Estuvo más de dos horas dudando, cambiando de tema... yo no lo entendía. Nos conocíamos desde los 8 o 9 años y nos habíamos contado todo tipo de historias. Al final me confesó que le gustaban las chicas. Sólo era eso. Pero por lo que se ve, tenía miedo de mi reacción y había estado años ocultándomelo! No voy a negar que me sorprendió, porque nunca antes me había comentado, ni siquiera insinuado, nada.

Mi amiga se llama Raquel y es sin duda una de las mejores personas de este mundo. No sabe usar internet, así que imagino que nunca leerá esto. Pero Raquel es buena, generosa, sincera, inocente, divertida, sensible, trabajadora y muy fantasiosa. Raquel –o la chiki, como la llamamos en confianza- es muy ingenua. Siempre lo da todo por las personas que quiere y a veces le han hecho daño. Debería haber una ley que prohibiera hacer daño a personas como ella. Adora a los animales, en especial a sus tres perros y cuatro gatos. Trabaja desde los 12 años. En fin, creo que se me nota que la quiero muchísimo.

Por eso me molesta que haya gente a la que le parezca mal que Raquel se case. No conozco a nadie a la que una boda pudiera hacer más feliz. Raquel quiere casarse en la playa, vestida de blanco. Todos los invitados tienen que ir también de blanco, eso ella lo tiene muy claro. También me molesta que haya gente que no quiera que mi amiga Raquel pueda adoptar hijos con su mujer. Es imposible que una madre vaya a querer más a sus niños de lo que Raquel lo haría. Y es imposible que un niño se lo pase mejor en otra casa. Tampoco soporto que haya nadie que la llame “enferma”. Porque mi amiga Raquel no está enferma, está muy sana (aparte de unos pequeños problemillas en la espalda que no vienen al caso).

No se merece sentirse culpable por darle un beso a su novia en la calle, no se merece que la insulten y la señalen. No se merece llorar por eso. Se merece el respeto de todos y la admiración de muchos. Estos últimos días las calles han estado llenas de gays, lesbianas y bisexuales orgullosos de su condición. Pues bien, yo desde aquí tengo que decir que yo también me siento orgullosa de algo: de haber tenido la suerte de conocer a mi chiki. :D

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