lunes, 23 de abril de 2012

Revolución en la cocina


Tras muchos años sin moverse, un día cualquiera, mi compañera de piso y madre decidió cambiar el lugar de la vajilla. Más concretamente, el armario que guardaba los vasos pasó a guardar los platos y el de los platos pasó a guardar los vasos. Una operación sencilla a  todas luces. Pregunté varias veces el motivo del cambio y varias veces recibí la misma respuesta: “Así  los vasos, que se usan más, están más a mano”. ¿Más a mano de qué?, pensé. Los dos armarios, a la misma altura, son de igual acceso. Pero opté por no poner objeciones, mi compañera de piso no acepta del todo bien las críticas. 

Esto fue hace meses. Desde hace meses, cuando necesito un vaso abro el armario de los platos, cuando necesito un plato abro el armario de los vasos. Como consecuencia, pierdo un par de segundos cada vez.  Si multiplico ese par de segundos por las muchas veces que realizo el mismo ejercicio resultarían muchos minutos de pérdidas. Incluso, si la cosa sigue así, quién sabe si podrían llegar a convertirse en horas. Horas de mi vida equivocándome de armario. Horas de mi vida ‘desperdiciadas’ en un acto inconsciente, reflejo. 

Esta circunstancia me llevó a pensar los actos diarios que realizo en ese estado, involuntarios. Derivados de la costumbre únicamente. No podría argumentar razones sólidas. Por costumbre cada mañana corro hacia el Metro, independientemente de si llevo prisa o no. Por costumbre subo andando el primer tramo de  escaleras mecánicas en Alonso Martínez, mientras me sitúo a la derecha en el segundo y tercer tramo. Por costumbre (y algo de adicción) fumo, por costumbre duermo apoyada en mi costado izquierdo. Por costumbre te echo de menos. Pero las costumbres no siempre son buenas. Ya decía Nietzsche que regimos el mundo en función a ellas  y no a nuestra voluntad. Debería ser al revés, pienso yo. De momento he propuesto revolucionar la cocina. Cambiar cacerolas, sartenes, fuentes y cubiertos. Ya os voy contando.

Hacía más de un mes que no escribía y descubro que ha cambiado el editor de blogger (a peor, por cierto. Aunque igual es solo que estaba acostumbrada al anterior). En fin, no estaba muerta, estaba tomando cañas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por costumbre no suelo comentarte en el blog porque soy una vaga. No nos dejes con un mes de parón, de la Fuente!

Anónimo dijo...

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