lunes, 12 de diciembre de 2011

Celebrando la Constitución

LUNES. La funcionaria que necesito no puede atenderme. Está de puente. Luego luces. Bolsas. Coches. Gente. Prisas por comprar, comprar, comprar, comprar. Atascos al andar. Iros. No hacen caso, me voy yo. Al estar volviendo veo a Manuel que, sentado en el banco con el cartón de vino, no tiene prisa. Se le cruza un gato negro. Otra vez. "Ocho veces van ya", grita, para que le oiga quien quiera oírle.

MARTES. Están 'okupando' edificios. No, no, no trabajo. Estoy de puente frustrado. Pero lo retuiteo, por si sirviera. Coches, gente, luces, al centro de nuevo. Ups, olvidé el móvil. No pasa nada, presumo de memoria bebiendo cerveza. Al volver, no hay nadie. Demasiado tarde. Demasiado frío. No veo a Manuel ni al gato. Estoy borracha.

MIÉRCOLES. Escribo cartas que no mando. Porque no se las merecen o porque estaría feo. Prefiero bailar salsa que ir a la piscina. "Brillante alumna", dice el cubano. Sonrisas. He practicado en casa, pero no se lo digo. Vuelvo y sigo escribiendo. Pero ya no son cartas, es un proyecto secreto. Veo fotos de mí misma, feliz e indocumentada. Lloro un poco. Hoy fumo mucho. Pero solo después de cenar. ¿Qué hora es? Las tres y media. Los ojos duelen.

JUEVES. Manu Chao me acompaña en el desayuno. Mama está contenta. Y yo más. Leo lo que escribí ayer. "Menuda pedazo de mierda". Lo borro sin contemplaciones. Voy casi corriendo en el Metro, hasta que recuerdo que no tengo prisa. Entonces camino despacio. En el centro, otra vez luces, coches, gente. Compras. Cristo no os ama, ¿de verdad no os dáis cuenta? Entro al cine, gran película. Al volver, Manuel mantiene una acalorada conversación con el gato negro.

VIERNES. Trabajo. Estudio la LO 5/2000 y sus posteriores modificaciones -7/2000, 9/2000, 15/2003 y 8/2006-. Creo sinceramente que la ley del menor no tiene secretos para mí. Lamento lo poco que esta sociedad valora ese conocimiento. Siesta. Salimos, suena salsa. Pienso en el cubano, pero no bailo. Compro tabaco. Vuelvo en taxi, estoy borracha. Y al llegar a casa, joder qué guarrada sin tí. Y al día siguiente...

SÁBADO. Ibuprofenos, con ese. Frente al espejo, no me gusta lo que veo. Casi nunca me gusta. Voy a comprar. Imposible más gente, imposible. Desesperación. Baldomera ha empeorado. Le pregunto que si tiene frío y que qué le duele, pero no quiere hablar de eso. Quiere hablar de cuando vivía en el pueblo. Y de eso hablamos. Volviendo veo al gato. Está solo, comiendo de un cuenquito hecho con papel Albal.

DOMINGO. Paso la mañana escribiendo un recurso para que la funcionaria que necesito lo flipe mañana. Hago referencia a tres leyes distintas que sospecho no conocerá. Practico salsa, con mi compañera de piso y la música a todo volumen, en la habitación. Creo que a los vecinos de abajo no les hace feliz nuestra nueva afición. Hoy, por fin, reconozco lo mucho que me jodió que Ricky Martin fuera gay. Pero ya está. Superado. Lucía: empieza tu nueva vida. Aunque bueno, estoy borracha.

3 comentarios:

Manu dijo...

Hola Lucía, acabo de descubrir tu blog, me parece muy "fresco" y sincero, supongo que como tu personalidad.
Entiendo el agobio y estrés que genera una ciudad como Madrid, de hecho trabajo en plena Gran Vía.
Lo que más me ha llamado la atención de esta entrada, es la atención que prestas a los "pobres" indigentes, a los que la mayoría ignoran o les ven como un mobiliario urbano más.

Un saludo y continua con tus borracheras, que espero que no sean debido al alcohol.

Manu.

Lucía dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Manu. Aunque lamento reconocer que mis borracheras se deben únicamente al alcohol.

Manu dijo...

Existen otras formas de "emborracharse" no tán dañinas como el alcohol. Te deseo que las descubras pronto.

Suerte y un saludo.
Manu.