Llegué a la redacción y alguien dijo: ¿Sabes que cierra CNN+ y en su lugar ponen Gran Hermano 24 horas? Analizando la pregunta (leedla otra vez, por favor), simplemente no la creí. Pensé que era broma. Más cuando supe que el cierre sería el 28 de diciembre. Inocentes. Somos el país en el que Telecinco es líder de audiencia por las tardes, de acuerdo, de la pandereta, de acuerdo. Pero eso sería demasiado, joder. Os lo habéis tragado. No quise darle más vueltas. Pardillos.
Resultó ser verdad. La pardilla era yo.
Pero creo que no fui la única que el 28 de diciembre, ya después del cese de emisiones, se quedó mirando la pantalla, ya con la sintonía de Gran Hermano, esperando que algo pasara.
De esto, hace hoy justo un año.
Pero oye, ¿cómo fue posible? ¿por qué? ¡Si todo el mundo veía CNN+! ("Sí Lucía, sí. Lo mismito que La 2"). En el último Café&Periodismo del año (un evento que tiene lugar de cuando en cuando, organizado por Millán Berzosa y Barbara Yuste, que reúne a plumillas con el objetivo primordial de que se desahoguen debatiendo -y al que os recomiendo ir si nunca lo habéis hecho-) se intentaron buscar explicaciones:
-"Fue un error comercial".
-"Las cifras de audiencia no llegaban al 0,7%"
-"CNN+ hacía la función de informativo 24 horas. Eso ahora lo hace twitter"
-"Se había convertido en una cadena para periodistas, no puedes pretender que la gente se trague comparecencias de hora y media, por muy en directo que sea".
-"Prisa solo apostaba por Cuatro".
La conclusión, para todos, muy parecida: Había sido una pena.
¿Y qué pasó con los periodistas? Unos recolocados en Cuatro, otros en Telecinco, otros en La Ser. La mayoría, recolocados en el paro.
Y ahora, ADN va y cierra. Otros 60 se quedan sin trabajo.
Nos vamos a la mierda, compañeros.
Estoy pidiendo a gritos una manifestación de plumillas.
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