viernes, 12 de septiembre de 2008

Miedo

Intento ir despacio. Lucía, tranquila. No pasa nada, sólo son las 10 y llevas años en este barrio. Acelero. Oigo pasos. Dejo de pensar, el miedo me paraliza. No pasa nada Lucía, tranquila. Miro atrás. NO hay nadie. Sigo andando pero más deprisa. En 5 minutos llegas a casa. Lucía tranquila, ya no te queda nada, nadie te sigue. Oigo un ruido. Ahora sí. Seguro. Me da miedo mirar atrás. Miro y hay un hombre, o un chico, nosé que edad tendrá, está lejos. El miedo me paraliza. Me ahogo. Se me sale el corazón. Ya no puedo más y echo a correr. Subo toda la calle. Qué haces Lucía, no pasa nada. Y me paro. Miro atrás. Ya no veo a nadie, sólo una calle oscura. Estoy temblando. Tengo ganas de llorar. No pasa nada Lucía, es ridículo. Por qué te pones así. No hay nadie. Tu portal está al doblar la esquina. Tengo que pasar por esa calle. Esa puta calle. No hay más remedio. Una calle y ya. No hay peligro. Pasar y ya. Me quedo ahí un rato pensando. No me atrevo. Quiero gritar. Dónde está mi padre. Pero si no hay nadie Lucía. Venga voy. Tengo la llave preparada desde que salí del metro. Nadie te sigue. Con tacones no corro tan deprisa. Por fin llego al portal abro rápido y cierro la puerta detrás de mí. Ya está. Hola papa. Que te pasa hija. Vienes corriendo. Tenía ganas de verte, dame un beso. Y un vaso de agua.

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