viernes, 17 de abril de 2009

Nuevas tecnologías


Mi padre no sabe usar internet. Hemos intentado que aprenda algo, pero no ha habido manera. A mi madre le di un cursillo rápido de cómo mandar emails y lo pilló perfectamente. La creé una cuenta y hasta la puedo mandar fotos y todo, y también se que lee este blog -Hola mama!-. (Eso si, ella se baja al locutorio que tener internet en casa ya sería demasido sofisticado). Pero con mi padre fue imposible. No hubo manera posible de que el hombre se enterara de nada.


El móvil si que lo controla. Bueno... sabe llamar y que le llamen, pero nada de mandar sms ni cosas ahí raras. Y el móvil no se le puede apagar porque entonces ya no sabe qué hacer para encenderlo de nuevo -Hija mira a ver si sabes lo que le pasa al cacharro este -Pues que está apagado papa, dime tu código PIN -Mi qué??? de qué hablas hija? -Papa dame los 4 números esos que te apunté en la servilleta... Y los teléfonos los mira en una agenda que tiene porque no le entra que puedan estar ahí ya memorizados.

Todo esto, aparte de que me hace gracia, tiene una cosa que no sospechaba que iba a ser tan buena. Mi padre me escribe cartas. Puede parecer una tontería pero con todo esto de las nuevas tecnologías poco a poco nos hemos ido olvidando de la ilusión que hacía recibir una. No puede compararse con un email. A la gente de aqui le hace gracia, pero es la única manera que tengo de comunicarme con él. Una carta consigue con muchísima facilidad emocionar, que se te salten las lágrimas, hacer reír... los emails, el facebook, el messenger y tal son tan jodidamente instantáneos que han perdido todo el encanto. Imagino que es la misma sensación que tuvieron que tener en la época en la que el correo dejó de enviarse a través de PALOMAS mensajeras... Las distancias se han acortado y eso está muy bien, es verdad, pero... viva el señor Juan y sus cartas escritas a boli! Viva la sonrisa de tonta que se me pone cada vez que llama el cartero!

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