Aprendiendo sin querer sobre el páncreas, el hígado y el aceite de oliva. Mientras, me quedo sentada y veo cómo pasan los días, esperando que pase algo. Estados de ánimo que se repiten, que suben y bajan dependiendo de la hora y que son viejos conocidos. Vienen y se hacen hueco dentro del ya quizá un poco-demasiado largo festival que tiene lugar dentro de mi estómago. Y quisiera escribirte, pero no puedo. Porque es muy difícil. Y quisiera que todo hubiera sido un mal sueño, de esos que se recuerdan y causan malestar pero no dejan de ser sueños. Y quisiera saber más de lo que se para poder ayudarte. Y quisiera creer en Dios para tener la opción de poder pedirle algo a alguien. Pero como no puedo conseguir todo lo que quiero, me quedo esperando...
esperando....
esperando....
Y rogándole, no a Dios, sino a la buena suerte.
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