domingo, 6 de diciembre de 2009

Ágora


Después de un mes de publicidad constante, las luchas entre paganos, cristianos y judíos en la Alejandría del 400 d.C. han conseguido de momento 2.7 millones de espectadores, 16.7 millones de euros, buenas críticas y reunir a los cuatro miembros –que no miembras- principales de mi familia en las butacas de unos multicines (hecho insólito que no ocurría desde el Rey León). Es difícil hoy en día sentarse uno a ver algo con mejores expectativas, isn’t it? Por si esto fuera poco, Ágora está dirigida por Amenábar, que siempre da como confianza, y la protagonista parecía ser una científica feminista y atea.

No podía ser que no me gustara. No podía ser que precisamente a Mí no me gustara. Era absurdo. Así que me gustó, claro está. Lo mejor de todo: el papel de Rachel Weisz. Me ha gustado esta actriz. Es muy guapa –me recuerda un poco a la presentadora de Pekín Exprés- pero no parece nada tonta, creo que la eligieron bien. Me jode cuando para un papel así cogen a una Cameron Díaz de la vida y te quedas pensando: “pero tú que vas a descubrir cómo gira la Tierra alrededor del Sol, pero chica si tú eres tonta y lo sabe todo el mundo”.

Además es que Ágora es una superproducción (Dios me encanta esta palabra. Paréntesis para contar un chistecito que viene a cuento: “¿Cómo saber si una peli es americana o española? Si es americana, es una superproducción; si es española, los de producción van a comprar al súper”. Es malo, lo sé. Perdón, sigamos con Ágora) muy bien hecha. Dicen que está rodada en Malta y yo –que pasé allí un verano- no hacía más que mirar cada vez que salía una panorámica a ver si reconocía algo. Hay planos con los que alucinas y te preguntas el tamaño de la grúa que han tenido que utilizar para grabarlos. En fin, como casi siempre, la recomiendo. Aunque mi película preferida de Amenábar sigue siendo Tesis, ¿qué le vamos a hacer?
Nota: 7

PD: Hoy escribo esto estrenando mi nuevo y ‘fucking fantastic’ portátil


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