Como ir de setas. Ésa fue la sensación que tuve el otro día en el cine mientras veía ‘Avatar’. Es como sentir que todo lo que está pasando a tu alrededor es tan impresionante que no te puedes concentrar en qué es lo que realmente está pasando. Yo Intentaba ver la película pero el espectáculo tecnológico-festivo de imágenes no me dejaba, me ponía demasiado nerviosa.
“¡Qué bonita esa montaña flotante! ¡Y la jungla por la que están corriendo! ¡Qué bien está hecho el bicho volador! ¿Cómo se hará esta escena? ¿Habrá salido ya el videojuego?”. Éstos fueron algunos de los frecuentes pensamientos que tuve durante las tres horas de peli, que ganará todos los premios que tenga que ganar en cuanto a efectos especiales pero que tiene una historia bastante floja. El argumento parece sacado de la película de dibujos animados Ferngully, porque además muchas de las escenas del bosque son idénticas.
A lo mejor soy yo, que soy rara, pero a mí me gusta ir al cine a que me cuenten una historia. Quizá he sido un poco dura, porque desde luego ‘Avatar’ no es ni mucho menos una película mala. No sé, está bien para ir a verla con niños, pero desde luego no para reflexionar sobre nada. Quiere transmitir un mensaje ecológico, pero sin profundizar; quiere describir una historia de amor imposible, pero que no emociona; quiere mostrar un posible mundo futuro en el que existen humanos despreciables, pero que no convence. Pero hay algo que desde luego consigue y que sospecho que era el principal anhelo de Cameron: quiere impresionar.
Nota: 6,5
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